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14/07/23
Temas: Literatura
Regiones: Cuba
16/07/1989 Nicolás Guillén, el gran poeta de Cuba
Por Fernando Bossi Rojas

Nicolás Guillén nació en Camagüey en 1902. Hijos de padres mulatos, desde joven reivindicó el color de su piel como expresión de síntesis de la cubanidad. Tenía 15 años cuando los soldados del régimen conservador del presidente Mario García Menocal asesinaron a su padre por manifestarse en defensa de los oprimidos. Nicolás Guillén Urra, su padre, fue un periodista liberal que siempre se ubicó del lado de las causas justas. Este hecho marcó a Nicolás por toda su vida.

Su primer libro, publicado en La Habana es “Motivos de son” y luego vendrá “Sóngoro cosongo”, donde los ritmos africano-antillanos, la musicalidad en su poesía y la denuncia social comenzarán a aparecer. Cinco años después publicará “West Indies Ltd.”, con una poesía más relacionada a la protesta contra la explotación imperialista en la isla. Viaja a México y España, donde se encuentra con los principales artistas y poetas de la época: Rafael Alberti, Antonio Machado, Miguel Hernández, Pablo Neruda, César Vallejos, entre tantos.

De allí en más la vida de Nicolás Guillén será de una producción cada vez más rítmica y profunda, más cubana, más revolucionaria. Viaja por todo el mundo llevando la poesía que mejor representa a Cuba y a su pueblo. Fue amigo y seguidor de Fidel Castro y el gobierno revolucionario. Entre otros, Guillén recibió el Premio Nacional de Literatura en Cuba, en 1976. Don Nicolás, falleció el 16 de julio de 1989 en La Habana.

Seleccionamos algunas de sus poesías más conocidas, ya que ningún joven revolucionario de hoy puede ignorar la obra del gran poeta cubano. Muchas de sus poesías se han musicalizado y han sido interpretadas por importantes músicos como Mercedes Sosa, Alfredo Zitarrosa, el grupo Quilapayún, Daniel Viguietti, Amparo Ochoa,

Guitarra

Tendida en la madrugada,

la firme guitarra espera:

voz de profunda madera

desesperada.

Su clamorosa cintura,

en la que el pueblo suspira,

preñada de son, estira

la carne dura.

Arde la guitarra sola,

mientras la luna se acaba;

arde libre de su esclava

bata de cola.

Dejó al borracho en su coche,

dejó el cabaret sombrío,

donde se muere de frío,

noche tras noche,

y alzó la cabeza fina,

universal y cubana,

sin opio, ni mariguana,

ni cocaína.

¡Venga la guitarra vieja,

nueva otra vez al castigo

con que la espera el amigo,

que no la deja!

Alta siempre, no caída,

traiga su risa y su llanto,

clave las uñas de amianto

sobre la vida.

Cógela tú, guitarrero,

límpiale de alcol la boca,

y en esa guitarra, toca

tu son entero.

El son del querer maduro,

tu son entero;

el del abierto futuro,

tu son entero;

el del pie por sobre el muro,

tu son entero…

Cógela tú, guitarrero,

límpiale de alcol la boca,

y en esa guitarra, toca

tu son entero.

Mi Patria es dulce por fuera

Mi patria es dulce por fuera,

y muy amarga por dentro;

mi patria es dulce por fuera,

con su verde primavera,

con su verde primavera,

y un sol de hiel en el centro.

¡Qué cielo de azul callado

mira impasible tu duelo!

¡Qué cielo de azul callado,

ay, Cuba, el que Dios te ha dado,

ay, Cuba, el que Dios te ha dado,

con ser tan azul tu cielo!

Un pájaro de madera

me trajo en su pico el canto;

un pájaro de madera.

¡Ay, Cuba, si te dijera,

yo que te conozco tanto,

ay, Cuba, si te dijera,

que es de sangre tu palmera,

que es de sangre tu palmera,

y que tu mar es de llanto!

Bajo tu risa ligera,

yo, que te conozco tanto,

miro la sangre y el llanto,

bajo tu risa ligera.

Sangre y llanto

bajo tu risa ligera;

sangre y llanto

bajo tu risa ligera.

Sangre y llanto.

El hombre de tierra adentro

está en un hoyo metido,

muerto sin haber nacido,

el hombre de tierra adentro.

Y el hombre de la ciudad,

ay, Cuba, es un pordiosero:

Anda hambriento y sin dinero,

pidiendo por caridad,

aunque se ponga sombrero

y baile en la sociedad.

(Lo digo en mí son entero,

porque es la pura verdad.)

Hoy yanqui, ayer española,

sí, señor,

la tierra que nos tocó

siempre el pobre la encontró

si hoy yanqui, ayer española,

¡cómo no!

¡Qué sola la tierra sola,

la tierra que nos tocó!

La mano que no se afloja

hay que estrecharla en seguida;

la mano que no se afloja,

china, negra, blanca o roja,

china, negra, blanca o roja,

con nuestra mano tendida.

Un marino americano,

bien,

en el restaurant del puerto,

bien,

un marino americano

me quiso dar con la mano,

me quiso dar con la mano,

pero allí se quedó muerto,

bien,

pero allí se quedó muerto

el marino americano

que en el restaurant del puerto

me quiso dar con la mano,

¡bien!

José Ramón Cantaliso

José Ramón Cantaliso,

¡canta liso!, canta liso,

José Ramón.

Duro espinazo insumiso:

por eso es que canta liso

José Ramón Cantaliso,

José Ramón.

En bares, bachas, bachatas,

a los turistas a gatas,

y a los nativos también,

a todos, el son preciso

José Ramón Cantaliso

les canta liso, muy liso,

para que lo entiendan bien.

Voz de cancerosa entraña.

humo de solar y caña,

que es nube prieta después:

son de guitarra madura,

cuya cuerda ronca y dura

no se enreda en la cintura,

ni prende fuego en los pies.

El sabe que no hay trabajo,

que el pobre se pudre abajo.

y que tras tanto luchar,

el que no perdió el resuello,

o tiene en la frente un sello,

o está con el agua al cuello

sin poderlo remediar.

Por eso de fiesta en fiesta

con su guitarra protesta,

que es su corazón también,

y a todos el son preciso,

José Ramón Cantaliso

les canta liso, muy liso,

para que lo entiendan bien.

La Muralla

Para hacer esta muralla,

tráiganme todas las manos:

Los negros, su manos negras,

los blancos, sus blancas manos.

Ay,

Una muralla que vaya

desde la playa hasta el monte,

desde el monte hasta la playa, bien,

allá sobre el horizonte.

¡Tun, tun!

¿Quién es?

Una rosa y un clavel…

¡Abre la muralla!

¡Tun, tun!

¿Quién es?

El sable del coronel…

¡Cierra la muralla!

¡Tun, tun!

¿Quién es?

La paloma y el laurel…

¡Abre la muralla!

¡Tun, tun!

¿Quién es?

El alacrán y el ciempiés…

¡Cierra la muralla!

Al corazón del amigo,

abre la muralla;

al veneno y al puñal,

cierra la muralla;

al mirto y la yerbabuena,

abre la muralla;

al diente de la serpiente,

cierra la muralla;

al ruiseñor en la flor,

abre la muralla…

Alcemos una muralla

juntando todas las manos;

los negros, sus manos negras,

los blancos, sus blancas manos.

Una muralla que vaya

desde la playa hasta el monte,

desde el monte hasta la playa, bien,

allá sobre el horizonte…

Canción de cuna para despertar a un negrito

Dórmiti, mi nengre,

mi nengre bonito…

E. Ballagas

Una paloma

cantando pasa:

—¡Upa, mi negro,

que el sol abrasa!

Ya nadie duerme,

ni está en su casa;

ni el cocodrilo,

ni la yaguaza,

ni la culebra,

ni la torcaza…

Coco, cacao,

cacho, cachaza,

¡upa, mi negro,

que el sol abrasa!

Negrazo, venga

con su negraza.

¡Aire con aire,

que el sol abrasa!

Mire la gente,

llamando pasa;

gente en la calle,

gente en la plaza;

ya nadie queda

que esté en su casa…

Coco, cacao,

cacho, cachaza,

¡upa, mi negro,

que el sol abrasa!

Negrón, negrito,

ciruela y pasa,

salga y despierte,

que el sol abrasa,

diga despierto

lo que le pasa…

¡Que muera el amo,

muera en la brasa!

Ya nadie duerme,

ni está en su casa:

¡coco, cacao,

cacho, cachaza,

upa, mi negro,

que el sol abrasa!

Fuente:
Portal Alba

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