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25/05/23
Decolonialidad, la última moda de teorías antipopulares
Por Mario Sergio Guilli

Si decimos que el Che Guevara y Fidel Castro son dos grandes marxistas leninistas que dio América Latina para el mundo nos estamos olvidando de muchos. Farabundo Martí en El Salvador organizó en 1932 una rebelión que fue sofocada con 30 mil muertes. En Perú, José Carlos Mariategui profundizó en sus “Siete ensayos…” sobre la realidad del pueblo originario y su rol en el proceso revolucionario. El chileno Salvador Allende fue el primer marxista que llegó por los votos al gobierno en América Latina. Pero no podemos olvidarnos de los cantantes y músicos: los argentinos Mercedes Sosa, Armando Tejada Gómez, de Chile cantantes Violeta Parra y Víctor Jara, los Quilapayún entre tanto canto, dejaron un legado imperecedero con su “El pueblo unido jamás será vencido” cuyos acordes suenan hoy en la Francia de las luchas obreras. Uruguay no le va en zaga con don Alfredo Zitarrosa y Daniel Biglietti en este oficio de dar testimonio e identidad. Como Silvio Rodríguez de Cuba y Ali Primera el gran cantor venezolano.

“Las venas abiertas de América Latina” es la declaración de principios de los pueblos Nuestroamericanos, surgida del puño y letra del marxista uruguayo Eduardo Galeano, como los “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez. De Chile surge el poeta Pablo Neruda.

Pero no solo eso, entre los artistas plásticos latinoamericanos encontramos al argentino Antonio Berni, al brasileño Cándido Portinari, los mexicanos Frida Kalho, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, de Ecuador Oswaldo Guayasamin.

Sin embargo, surgió la corriente “Decolonial” que ataca a todo lo que suene a marxista de “eurocentrista”. Ciertamente, fue incubada en las Universidades de Carolina del Norte, Nueva York, Massachusetts, Michigan, Instituto Franklin de la Universidad de Duke, Harvard, pero se pretende como la auténtica interlocución con la Pachamama. En realidad es una máscara nueva del posmodernismo de Lyotard, Foucault y Derridá, quienes, por cierto, jamás pensaron desde un lugar que no fuera París. Ni hablar del portugués Boaventura de Sousa Santos, quien pretendía enseñarnos a ser “latinoamericanos”, pero recientemente fue acusado de acosador sexual por varias  mujeres.

En su muy recomendable  texto “La decolonialidad, último artefacto antimarxista producido en las universidades norteamericanas” José Antonio Egido caracteriza a esta nueva moda:

 “El rol estratégico de la mayoría de los académicos de la decolonialidad es construir una nueva trinchera ideológica de freno a la extensión renovada del marxismo que sigue siendo para la burguesía académica y política el mayor desafío ideológico a erradicar. Se presenta esta ideología supuestamente como crítica ‘con las instituciones del capitalismo global’ para ganarse a las nuevas generaciones inexpertas políticamente y partidarias de ideas progresistas. Sinuosamente se ha introducido en círculos académicos e incluso gobiernos populares, apareciendo como un recambio al desgastado posmodernismo, pretendiendo ser alternativa a la vieja ‘izquierda colonial’ como llaman agresivamente al marxismo. O para ‘liberar’ al marxismo de su ‘prisión eurocéntrica’ como dice en un delirio reaccionario la antropóloga feminista decolonial argentina Rita Laura Segato”.

Aníbal Quijano estuvo contra el progresista gobierno de Velazco Alvarado en Perú, mientras que acusó a Hugo Chávez de “caudillismo arrogante, hasta prepotente, más típico del militarismo gorila de los 70”. La mentada Rita Segato apoyó el golpe contra Evo Morales acusándolo de “machista”. Enrique Dussel, Ramón Grosfoguel, Edgardo Lander son parte de una larga lista de representantes de esta corriente antipopular que acapara blasones académicos a fuerza de dar un gran servicio al imperialismo: atacar al marxismo leninismo.

Fuente:
Revista La Comuna

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