La carrera tecnológica, militar y económica entre las tres superpotencias del mundo tiene un nuevo capítulo, esta vez en el espacio, donde cada vez más naciones invierten con la intención de un retorno económico, de estrategia y crecimiento.
En este contexto, China y Rusia están alcanzando a EE.UU. en capacidades espaciales, ya ha advertido el Pentágono. Como tal, la militarización del espacio se está acelerando. Como parte de esta carrera en el espacio, se muestra este capítulo donde los científicos chinos declaran el descubrimiento de un mineral de Luna nueva a partir de muestras de rocas lunares traídas en 2020.
El mineral de fosfato Changesite-(Y) se aisló mediante una serie de procesos, incluida la radiografía, difracción, según la ‘Corporación Nuclear Nacional de China’.
El ejecutivo de CNNC, Wang Xuejun, informó que el equipo midió la concentración de helio-3, una futura fuente de energía de fusión, en una muestra lunar para una mayor evaluación y exploración. Changesite-(Y) es el sexto encontrado por la humanidad en el satélite natural de la Tierra. China se convirtió así en el tercer país en identificar un mineral desconocido en la Luna, después de Estados Unidos y Rusia.
El mineral se encontró en muestras de roca y polvo recuperadas de la Luna por la misión Chang’e-5 de China, la primera misión del país en devolver una muestra lunar, lanzada en 2020. Una subsidiaria de la Corporación Nuclear Nacional de China (CNNC) aisló una única partícula cristalina del material de más de 140.000 partículas lunares utilizando procesos de alta tecnología, incluida la difracción de rayos X.
Participaron varias instituciones del país asiático, como la Academia de Ciencias de China y los ministerios de Educación y Recursos Naturales. Los científicos destacaron que el material recogido por la misión lunar de China y las investigaciones realizadas son de gran importancia para entender el origen y evolución de la Luna, así como las posibilidades de ‘utilizar sus recursos’.
El nombre del programa recayó en «Chang’e» (llamado así por una diosa que, según la leyenda china, vive en la Luna) comenzó con el lanzamiento de una primera sonda en 2007. En los últimos años, Beijing ha invertido miles de millones de dólares en su programa espacial y logró hitos como el alunizaje exitoso de una sonda en la cara oculta de la Luna en enero de 2019, un logro que ningún país había logrado hasta ahora.
En un análisis más amplio, las flotas de satélites operativos de China y Rusia han acentuado el crecimiento en los últimos dos años, en torno al 70 por ciento. Beijing y Moscú están cerca de lograr la paridad con Estados Unidos en varios frentes, según el informe de la Agencia de Inteligencia de Defensa.
Los chinos ya tienen 262 satélites de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) en el espacio, casi los mismos que el resto del mundo, incluidos los EE.UU., ventajas similares en los satélites de ciencia y tecnología. Con visión militar, las sondas orbitales de China se dirigieron al otro lado de la Luna y a Marte, ambos países apuntan a una disputa en el espacio.
En conclusión, la posibilidad de que una detonación nuclear muy alta cause daño electromagnético, o armas cinéticas basadas en el espacio, es lo que corrobora estas disputas y hallazgos.