Los medios tradicionales de qué independencia hablan cuando fueron parte activa del golpe de Estado de noviembre de 2019 y de la asunción ilegal de Jeanine Añez a la presidencia. Fueron los que alentaron no solo la renuncia de Evo, sino la mentira del fraude que nunca se comprobó.
El papa Francisco identificó, con bastante claridad, cuáles son, en la actualidad, los pecados de los medios de comunicación y el periodismo, en una nota enviada a su amigo, el periodista argentino Gustavo Silvestre.
Según el Pontífice, los medios deben acabar con la posverdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio, a lo que calificó como coprofilia, que se conoce en psicología como “el placer experimentado al manipular, tocar u oler los excrementos”.
Esa inclinación por lo morboso y lo espectacular, de una gran parte de los medios y periodistas, sobre todo en la televisión, mostrando, repitiendo y hurgando lo más detestable, termina haciendo un irreparable daño a la sociedad, sobre todo a niños y adolescentes.
El periodismo y los medios en Bolivia no se escapan de esa caracterización, yo le agregaría que además tienen un afán y una inclinación por la mentira y la especulación, por hacer todo lo posible por aparentar lo que no son ni serán.
Los medios tradicionales, principalmente, se esfuerzan por decir, por ejemplo, que son independientes, cuando en realidad no lo son. Tienen sus propios intereses políticos, defienden una línea clara, de oposición al Gobierno y al Movimiento Al Socialismo (MAS).
Eso no es nada extraño, lo han hecho siempre, sobre todo desde que asumió el gobierno Evo Morales Ayma en enero de 2006. Ahora hacen lo mismo con el presidente Luis Arce Catacora, quizá con mayor disimulo.
Por lo tanto, de qué independencia hablan cuando fueron parte activa del golpe de Estado de noviembre de 2019 y de la asunción ilegal de Jeanine Añez a la presidencia. Fueron los que alentaron no solo la renuncia de Evo, sino la mentira del fraude que nunca se comprobó.
Se quieren mostrar ante la opinión pública ocultando sus verdaderos intereses políticos, a través de la mentira y el engaño, desinformando, especulando, mostrándose como ovejas, cuando en realidad son zorros.
Por supuesto no es pecado que apoyen una tendencia política, están en todo su derecho, lo criticable es que oculten sus intereses, que se muestren como lo que no son, y que para eso utilicen la manipulación y la desinformación.
Es mejor siempre decir la verdad, no es malo afirmar que son medios de oposición al régimen. La opinión pública los verá, escuchará o los leerá como lo que son. Serán los ciudadanos quienes definan por qué medio optar.
Encontrar en la actualidad un medio independiente es una verdadera hazaña, no los hay, quizá algunos disimulan más, no cabe duda. Decir que no tienen intereses políticos es solo un engaño, el medio se ha convertido en un instrumento de lucha política, no les interesa decir la verdad, sino vencer al enemigo ideológico.
Es igual que hablar de periodismo objetivo, eso no existe, el que define qué se publica o difunde, en qué lugar, de qué tamaño o en qué espacio se pone la noticia, en un periódico, en la televisión o la radio siempre será el jefe o el director, si no es el dueño.