“Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre”.
Fidel Castro (1992)
La advertencia lanzada por el líder de la Revolución cubana toma forma hoy cuando se encuentren en una Cumbre Climática virtual, líderes de cerca de 40 naciones los días 22 y 23 de abril para abordar el asunto.
La convocatoria lanzada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pudiera contribuir a diseñar, acelerar y profundizar las acciones globales tendentes a reducir la contaminación provocada por quien cava su propia sepultura, el hombre.
Biden pretende reactivar un foro de las principales economías del mundo sobre el cambio climático que fue convocado por sus predecesores George W. Bush y Barack Obama, más no por Donald Trump, para quien el fenómeno climático es un “invento chino”, algo contrario de las previsiones de la ciencia.
Trump se mofó de las advertencias sobre el calentamiento global y el consiguiente agravamiento de las sequías, inundaciones, huracanes y otros desastres naturales.
Para Biden será un reto encabezar esfuerzos mundiales luego que, en 2015, Trump retiró a su país del acuerdo climático de París y lanzó una ofensiva contra algo que la mayoría del mundo considera nos acerca a la extinción de la humanidad.
Al igual que los foros climáticos organizados por los presidentes Bush y Obama, Biden incluyó en su lista de invitados a gobernantes de las mayores economías del mundo y los bloques europeos. China es uno de los principales emisores de contaminación dañina para el clima, seguido de Estados Unidos y Rusia, entre otros, pero la nación asiática es hoy el líder mundial en energía renovable.
Esto no solo remite a la velocidad en la que avanza la energía limpia en el país asiático, sino que también se vincula a su presencia como exportador de equipos y tecnología, y como financista de proyectos en otros países.
Al respecto, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, sin ánimo de alabanza reconoció el esfuerzo de Beijing que está «tomando en serio la necesidad de reducir su contaminación», con enormes inversiones, por ejemplo, en energía solar, vehículos eléctricos y tecnologías de baterías.
«Sé que Canadá y países desarrollados como nosotros alrededor del mundo están muy interesados en asegurar que estemos compitiendo exitosamente con China en nuevas tecnologías”, indicó el titular, pero, señaló, “No voy a permitir que China se lleve todas las innovaciones y todo el crecimiento económico que se obtendrá al volverse más ecológico».
En ese aspecto no hay que pensar en la búsqueda d mercados y en las ganancias, más bien es lanzar la apuesta para que todos, países pobres y ricos, pongan la ciencia y la voluntad para evitar el desastre que pende como espada de Damocles sobre todos los seres vivientes.
Es un secreto a voces que el mayor reto mundial, es el cambio climático.
Según un estudio de la UNESCO el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad son el desafío más acuciante de los ciudadanos del mundo.
A esa conclusión llevó la pesquisa auspiciada por la organización internacional denominada “The World in 2030” (“El Mundo en 2030”) y que dejó una alerta clara sobre la gravedad del problema climático.
El 67 por ciento de los consultados opinó que el desafío más importante al que nos enfrentamos son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, como reflejó el resultado de la encuesta publicada el 31 de marzo de 2021. Se trata de una preocupación universal para quienes no viven bajo un conflicto o una guerra, ya que lo es tanto para hombres como para mujeres, y tanto para jóvenes como adultos, sin importar la región en la que residan.
Los que identificaron este desafío estaban más preocupados por el aumento de los desastres naturales y el clima extremo, la pérdida de biodiversidad, el riesgo de conflicto o violencia, los impactos en los océanos y, lo que es más crítico, que cada vez hay menos esperanzas de poder resolver el problema.
Para abordar el reto que plantean el clima y la biodiversidad, los encuestados favorecieron la inversión en soluciones ecológicas, la educación sobre sostenibilidad, la promoción de la cooperación internacional y la generación de confianza en la ciencia, algo que estará sobre el tapete en la cumbre virtual.
“Se necesitan mayores esfuerzos para abordar las preocupaciones específicas de las personas, y el multilateralismo es la forma de hacerlo. Restaurar la confianza en el multilateralismo requiere la implementación de proyectos concretos e impactantes, y este es el núcleo del papel de nuestra Organización”, declaró Audrey Azoulay – Directora General de la UNESCO.
El estudio fue categórico cuando informó que el 95% de los encuestados dijo que la cooperación entre países era importante para superar estos desafíos, solo uno de cada cuatro dijo sentirse seguro de que el mundo puede finalmente lograrlo. En conjunto, los resultados sugieren no una falta de reconocimiento de la importancia del multilateralismo, sino más bien una crisis de fe en su eficacia. Ese será un reto cimero en la cumbre virtual convocada por Biden.
En la actualidad, la advertencia científica de que los efectos del cambio climático pueden ser más devastadores que la pandemia de la Covid-19 hacen saltar las alarmas en el mundo en momentos en que son muchos los que consideran la acción global está muy distante de lo necesario para evitar el caos climático que incluso amenaza la existencia del hombre en la tierra.
Ahora la atención mundial esta puesta en que adelante los principales países que mueven al mundo. El consenso científico mundial es claro: las emisiones de gases que calientan el planeta deben reducirse a casi la mitad para 2030 si el mundo quiere tener una buena oportunidad de evitar las peores catástrofes climáticas, según valoró recientemente Somini Sengupta en un artículo que publicó el diario The New York Times.
Por otro lado, organismos internacionales aseguran que si los estados desarrollados y los países en desarrollo destinaran el 50 por ciento de sus gastos militares a la lucha contra los efectos del cambio climático, eso sería un gran avance para la humanidad.
Sin embargo, en general, la comunidad internacional no avanza con la celeridad necesaria y no son pocos los que estiman que las nuevas promesas climáticas presentadas a las Naciones Unidas por algunos países que se acogieron al Acuerdo de Paris aunque reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero en menos del 1 por ciento, no son suficientes.
Todavía falta Estados Unidos, que produjo más emisiones de gases de efecto invernadero que ningún otro país en la historia, y tras los sinsabores causado por el anterior gobierno de Donald Trump, su sucesor en el cargo, el demócrata Biden, parece dispuesto a lograr avances sustanciales sobre el tema.
En la cumbre virtual se espera que Biden adelante algo de sus objetivos para 2030 cuando está presionado por los defensores del clima para que reduzca las emisiones al menos en un 50 por ciento respecto a los niveles de 2005.
Lo que se adelante ahora será sustantivo la próxima ronda de conversaciones de las Naciones Unidas sobre el clima, en Glasgow, Escocia, en noviembre, donde más países pudieran unirse a la treintena de los que ya anunciaron el incremento de sus objetivos climáticos.
El objetivo final es limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados respecto a los niveles de 1990. Los científicos aseguran en estudios exhaustivos que cualquier calentamiento que vaya más allá de este límite podría provocar un aumento de los incendios forestales y las sequías, una mayor inseguridad alimentaria y del agua, y la inundación de ciudades costeras e islas pequeñas.
Según las estimaciones del Banco Mundial de 2020 los desastres naturales tienen un costo de alrededor de 18 mil millones de dólares anuales para los países de ingreso bajo y mediano, solo en daños a la infraestructura de transporte y de generación de energía…También provocan trastornos generalizados a las familias y las empresas, que se traducen en un costo de al menos 390 mil millones al año.
El cambio climático ha causado el drástico aumento de la temperatura alcanzando récords históricos en el norte de Siberia, Alaska, Groenlandia y en el Océano Ártico, generando el deshielo de los glaciares y la subida del nivel de los mares, lo que pone en peligro de desaparecer estados-islas y millones de personas.
Qué hacer es una de las interrogantes más reiteradas por los más afectados. En ese sentido son más las apelaciones a que cese la carrera armamentista y se reviertan sus recursos para favorecer la supervivencia del hombre. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2019, el gasto militar en el mundo alcanzó 1,4 billones de dólares estadounidenses, cifra que representa el 2,2 por ciento del Producto Interno Bruto mundial.
Estados Unidos se ubicó en el primer lugar en gastos militares con 732 mil millones, seguido de China que asignó 261 mil millones, luego India que destinó 71 mil 100 millones, Rusia que desembolsó 65 mil 100 millones y Arabia Saudita que erogó 61 mil 900 millones. Qué pasaría si esos fondos fueran a inversiones pro vida y no como ahora que causan muertes.
Según estudios científicos y de expertos internacionales si se llegara a establecer un consenso entre los estados desarrollados y países en desarrollo para que el 50 por ciento de los gastos militares se destinen a la lucha contra los efectos del cambio climático, podría representar un gran avance para la humanidad.
El escenario escogido por Biden no es casual, el 22 de abril se celebra oficialmente el Día Internacional de la Tierra, una jornada para crear una conciencia común a los problemas de la sobrepoblación, la producción de contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra.
Es un día para rendir homenaje a nuestro planeta y reconocer a la Tierra como nuestro hogar y nuestra madre, así como lo han expresado distintas culturas a lo largo de la historia, demostrando la interdependencia entre sus muchos ecosistemas y los seres vivos que la habitamos
Según afirma Abby Maxman, presidenta y directora de Oxfam América. “El cambio climático y la desigualdad son dos caras de la misma moneda; la cumbre del Día de la Tierra debe ser el punto de partida para empezar a abordar ambas crisis conjuntamente».
La mitad más pobre de la población mundial, 3100 millones de personas, es responsable de tan solo una pequeña parte de las peligrosas emisiones de carbono. Sin embargo, son las personas más pobres y vulnerables — que disponen de menos recursos y han contribuido en mucha menor medida a provocar el problema— quienes están soportando la carga de la crisis climática. Por otro lado, está el 10 % más rico de la población mundial, que ha generado más de la mitad de las emisiones de carbono a nivel global, cifras citadas por esa organización y que ahora son un reto para los líderes mundiales convocados por Biden.
“Antes de la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se celebrará en Glasgow, Estados Unidos y otros países ricos deben acordar compromisos más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático, entre ellos reducir de forma significativa las emisiones a nivel global e incrementar la financiación para apoyar a los países vulnerables, que no sólo son los menos responsables de la crisis climática, sino quienes están en peores condiciones de hacerle frente”, apuntó Maxman.
Evitemos lo que advirtió hace décadas el entonces presidente de Cuba.
- Periodista cubano, ex corresponsal de PL en Estados Unidos.