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13/07/23
Regiones: Estados Unidos
Los minerales críticos que EE.UU tiene en la mira
Por Misión Verdad

Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, describió la agenda de economía internacional de la administración de Joe Biden en un evento con el think tank Brookings Institution en abril pasadocon China y los minerales críticos siendo el foco principal de su disertación. Hubo tres comentarios que destacaron:

  1. «La República Popular China continuó subsidiando a gran escala los sectores industriales tradicionales (…) Estados Unidos no solo perdió la fabricación: erosionamos nuestra competitividad en tecnologías críticas que definirían el futuro».
  2. «Estados Unidos ahora fabrica solo alrededor de 10% de los semiconductores del mundo, y la producción, en general y especialmente cuando se trata de los chips más avanzados, está geográficamente concentrada en otros lugares (…) esto crea un riesgo económico crítico y una vulnerabilidad de seguridad nacional».
  3. «Hoy, Estados Unidos produce solo 4% del litio, 13% del cobalto, 0% del níquel y 0% del grafito necesarios para satisfacer la demanda actual de vehículos eléctricos. Mientras tanto, más de 80% de los minerales críticos son procesados por un país: China».

Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca (Foto: Patrick Semansky/A)

Ante esto, Sullivan expone el avance en la amplia agenda de control de recursos extraterritoriales por la que apuesta la clase política estadounidense, sin importar el partido político, debido a que se trata de una política estatal bajo el paraguas de mantener la seguridad nacional.

Desde 2020, Estados Unidos cuenta con una nueva Ley de Energía, que dispone de importantes apartados dirigidos al desarrollo de minerales críticos necesarios para las tecnologías de energía «renovable». Esta ley bipartidista mutó la política energética de Estados Unidos después de 13 años de aquel impulso de explotación de crudo shale por medio del fracking, intensificando ahora el desarrollo de nuevas tecnologías energéticas, lo que conlleva a ampliar la agenda de obtención de recursos minerales.

De hecho, la nueva edición de la Ley de Energía define un «mineral crítico» como uno no combustible o un material esencial para la seguridad económica o nacional de Estados Unidos, que tiene una cadena de suministro vulnerable a las interrupciones.

«Este paquete bipartidista fomentará la innovación en todos los ámbitos en una variedad de tecnologías que son fundamentales para nuestra energía y seguridad nacional, nuestra competitividad económica a largo plazo y la protección de nuestro medio ambiente», comentó la senadora republicana Lisa Murkowski al momento de la promulgación de la ley.

Que Sullivan anuncie y confirme los bajísimos porcentajes en la producción estadounidense de los minerales críticos asoma la línea política para preservar y garantizar la seguridad energética estadounidense. Al señalar a China como el máximo productor de esos minerales, prende la alarma para justificar cualquier acción en contra de ese país.

En 2022, el Departamento de Interior de Estados Unidos, basándose en la referida ley, actualizó la lista de minerales críticos. Cualquier mineral que nutra esa lista sirve de razón para orientar el uso de los fondos de la Ley Bipartidista de Infraestructura, tanto para el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, sus siglas en inglés) como para otras agencias.

Minerales como el litio, cobalto, níquel y aluminio forman parte de las 50 nuevas inclusiones en la lista. Se sabe, y se ha indicado, en el caso del litio, que los grandes reservorios se encuentran en América Latina. Pero también hay que tomar en cuenta que las mayores reservas de níquel  y cobalto las tiene la República Democrática del Congo; China, por su parte, es el mayor productor de aluminio. Ambos países, por esas y otras razones, han sido víctimas de medidas coercitivas unilaterales estadounidenses.

Esos minerales son cruciales para el mercado de la telefonía y tecnología del entretenimiento, como lo reseña constantemente el espectro comunicacional, pero sobre todo son cruciales para la esfera del desarrollo de la tecnología militar.

Cuando un recurso natural -que no tiene- pasa a formar parte de la retórica en torno a la seguridad nacional de Estados Unidos, se aboca a planificar su política para intentar controlar el mercado global y las cadenas de suministro, y así disminuir los rangos de dependencia de esos recursos.

Según un reporte del USGS, en 2018, Estados Unidos importó casi todos los elementos de tierras raras que usó en 2018; 80% provino de China. En ese reporte también se indicó que Estados Unidos dependía en más de 50% de 51 minerales, 12 de los cuales se consideran críticos.

Estados Unidos necesita en gran medida los minerales críticos. Pero depende cada vez más de fuentes extranjeras para muchos de estos recursos, particularmente de China. Ello crea una vulnerabilidad en la economía y el campo militar estadounidenses, por ende, la Casa Blanca crea una macro estrategia para reactivar su industria nacional en apuros y minimizar la dependencia.

Esperemos en el futuro próximo que la agenda coercitiva contra China y demás países con grandes reservorios de las materias primas acá reseñadas tomará cada vez más fuerza.

Fuente:
Misión Verdad

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