“En la madrugada del día de la fecha (1º de mayo de 1877), fue sorprendida la cuadrilla que capitaneaba don Andrés Ibáñez, habiendo caído éste en nuestro poder, igualmente que sus codelincuentes… Todos fueron ejecutados inmediatamente…”, señala el parte enviado por el general Villegas al presidente Hilarión Daza. La revolución de los igualitarios había sido sofocada en Bolivia a sangre y fuego.
Como bien lo señaló el gran escritor Carlos Montenegro, Andrés Ibáñez fue un “auténtico precursor de la revolución social en América del Sur”. Pero ¿quién fue este revolucionario boliviano casi desconocido por la izquierda latinoamericana?
Andrés Ibáñez nació en Santa Cruz de la Sierra en 1844. Estudió en Sucre y allí se recibió de abogado. Cuenta Heberto Añez que, “establecido de nuevo en su ciudad natal, Andrés Ibáñez instaló su despacho de abogado, mas no con el propósito de lucrar profesionalmente, sino para consagrarse a la defensa gratuita de los pobres. Su vocación socialista lo llevó a velar por una clase desvalida y explotada…”. Fue fundador del Club de la Igualdad, como asimismo del periódico “Eco de la Igualdad”.
Ya como líder de los sectores pobres de Santa Cruz, Ibáñez llegó a la prefectura departamental tras densas jornadas de enfrentamiento con la oligarquía nativa. Siete meses gobernaron los igualitarios, desde octubre de 1876 a mayo de 1877. Durante ese período se expropió la tierra ociosa de los latifundistas, se abolió la servidumbre personal y gratuita tanto en el campo como en la ciudad, declarándose que quedaban anuladas las deudas de trabajo. También se impuso el cobro de impuestos a los productores de azúcar.
Bajo la bandera de la Federación, Ibáñez intentó llevar en esa región de Bolivia una revolución de profundo contenido social, mas el poder de la oligarquía impidió que esta gesta libertaria prosperara.
“¿Habrá cosa más grande que morir por un ideal a favor de la redención de los pueblos?”, dicen que dijo Andrés Ibáñez antes de ser ejecutado.