Con gran satisfacción observó el presidente José María Medina las calaveras enjauladas de Bernabé Antúnez y Francisco Zabala. Los “trofeos” colgaban de un árbol en el cerro El Vigía. El presidente hondureño visitaba la región de Olancho tras haber derrotado a los “comunistas de hecho” –así los llamaba–, que se habían insurreccionado en 1865 contra su gobierno.
Antúnez y Zabala habían liderado un levantamiento de campesinos y pequeños ganaderos descontentos por la voracidad de los grandes hacendados que se apoderaban de cada vez más grandes extensiones de tierra. Medina, un ultra conservador respaldado por la Iglesia, había sofocado el levantamiento a sangre y fuego. El saldo fue de 600 campesinos ahorcados, más de 200 fusilados y cientos de familias que debieron huir del lugar.
Poco después, en1868, Serapio Romero, conocido por su oficio como el “Cinchonero”, quien había participado en aquella insurrección, se levantó en armas contra Medina. En duelo a muerte, mató a machetazos a Nazario Garay, mayor de la plaza de Juticalpa, desafiando así al gobierno oligárquico. Comenzaba un nuevo levantamiento contra el Presidente conservador.
Para esa época, el gobierno de Medina había solicitado un empréstito a Inglaterra con el fin de construir un ferrocarril que uniera el Atlántico con el Pacífico. Todo fue una gran estafa y, para colmo, el presidente se había comprometido con entregar tierras a los ingleses a cambio de nada. El levantamiento de Serapio Romero fue contra esa entrega y también por las justas demandas de los campesinos pobres del lugar.
Una de las primeras medidas que adoptó el “Cinchonero” al tomar Juticalpa, fue la de rescatar las cabezas aún expuestas en el cerro El Vigía de Antúnez y Zabala, y proceder a darle cristiana sepultura. Poco tiempo después, el “Cinchonero” y sus hombres fueron derrotados por el ejército hondureño. Serapio Romero fue capturado y decapitado el 27 de julio de 1868.
En la década de 1980, se creó en Honduras el Movimiento Popular de Liberación Cinchonero (MPLC), organización de izquierda, nombrada así en honor al líder insurgente Serapio Romero.