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21/06/23
Regiones: Venezuela
Entrevista con Camilla Fabri,esposa del diplomático Alex Saab
“Alex Saab es un trofeo de guerra”
Por Geraldina Colotti

“El lawfare (persecución judicial) se ha extendido a toda la familia de mi esposo, sin motivo alguno. Yo también, en Italia, he pagado el precio». Como siempre, habla apasionadamente Camilla Fabri, la esposa italiana del diplomático venezolano Alex Saab y coordinadora del movimiento internacional por su liberación. Tres años después del secuestro y dos después de la deportación de su marido a una prisión de Florida, la batalla por traer a casa al enviado especial continúa, llamando a todas las puertas, segura de la inocencia de Saab. La entrevistamos al finalizar el Foro «El lawfare contra Venezuela: a tres años del secuestro del diplomático Alex Saab», en el que Camilla destacó la gravedad de la violación de la que fue víctima el diplomático.

—¿Cómo evalúa este foro internacional?

—Un evento de gran trascendencia, que reunió a personalidades jurídicas y políticas internacionales para denunciar lo absurdo del secuestro y de la persecución contra Alex Saab, para analizar y rechazar el lawfare, o sea el uso del poder judicial con fines políticos. Una práctica que se está extendiendo en América Latina y más allá. En lo que respecta a mi esposo, el enviado especial Alex Saab, ha golpeado a su familia y a mi persona, incluso en Italia, de manera brutal. Los medios hegemónicos de derecha han montado el caso para atacar a la Venezuela Bolivariana. En este foro internacional se ha denunciado claramente el uso de la ley con fines políticos, en violación de todos los acuerdos internacionales; y también, como en el caso de Cabo Verde donde no hay acuerdo de extradición con Estados Unidos, en violación de la constitución del mismo Estado. Se ha destacado cómo el lawfare se dirige contra funcionarios y líderes de gobiernos progresistas, en el caso de Alex Saab con el objetivo de apropiarse de los bienes y recursos del pueblo venezolano, mediante la imposición de medidas coercitivas unilaterales ilegales.

—¿Cuál es la situación procesal de Saab ahora?

—El 23 de diciembre de 2022, el juez Robert Scola —de Miami— negó la moción de liberación de mi esposo. Ingenuamente, me había engañado a mí misma de que él podría volver a casa y se lo prometí a nuestros hijos. Fue difícil explicarles, dos días antes de Navidad, que no sucedería así; pero estamos decididos a hacer cumplir la ley y luchar por la inocencia de Alex. Presentamos una apelación en el Circuito 11 en Atlanta, Georgia. El 14 de marzo de 2023, el tribunal, que debería haber respondido en un plazo de 30 días, solicitó una prórroga de otros 60, por lo tanto para 90 días en total. Sin embargo, apenas el 13 de junio se recibió nuestra apelación, y desde ese día comenzaron a correr los tres meses. Estos retrasos continuos, para un enfermo como mi esposo, significan extender el mecanismo de tortura al que está sometido desde hace tres años. Estimamos que en noviembre o diciembre, el Circuito 11 dará una respuesta sobre la fijación de una fecha para la audiencia. Imagínese cuánto tiempo me queda para decirle a mi hija menor que su papá no puede venir a casa porque fue secuestrado injustamente. Creo que nadie está preparado para darles a sus hijos tal explicación. Por lo menos yo no tengo las herramientas para hacerlo, y a veces creo que no tengo fuerzas, porque todo esto va más allá de la razón.

—¿Qué contacto tiene usted con su esposo?

—Puedo hablar con él por teléfono algunos minutos al día, pero siempre hay alguna excusa para que la llamada se corte. Ahora el teléfono lleva tres días «averiado», otras veces no se puede llamar porque no hay personal. Son formas de tortura, que Estados Unidos impone a los presos. Por supuesto, las llamadas telefónicas son monitoreadas. Cada treinta segundos, una voz nos recuerda que la llamada se está realizando en una prisión federal de Miami.

—Durante el Foro también escuchamos una voz de una llamada telefónica, Alex Saab leía una sentida y poética carta. ¿Por qué decidiste hacerlo?

—Cuando Alex se enteró de que estábamos organizando este Foro, quiso enviar un mensaje a los pueblos e invitados internacionales, y me pidió que lo grabara. Fue un honor recibir a todos estos enviados de varios continentes. Para algunos fue su primer viaje a Venezuela y seguramente regresarán a sus países con una visión del proceso bolivariano muy diferente a la que difunden los medios hegemónicos. El mensaje de Alex emocionó a todos y, en particular, a los ex presos políticos presentes, quienes vivieron lo que Alex vive hoy, injustamente. También para él, hoy, la prisión es una trinchera. Alex está luchando por todo el pueblo venezolano, porque su secuestro es una advertencia para todo aquel que quiera ir contra la voluntad del imperialismo, contra el gendarme del mundo. Y para ello Alex debe exhibirse como trofeo de guerra. Pero él está resistiendo con dignidad y firmeza, y eso nos llena de fuerza para continuar la lucha.

—¿En qué condiciones de prisión se encuentra su esposo? ¿Cómo pasa sus días?

—En los pocos minutos de conversación telefónica, Alex pide noticias de los niños, de mí, del Movimiento. Si en Cabo Verde sufrió todo tipo de torturas físicas, ahora sufre presiones y torturas blancas: humillaciones, falta de asistencia médica y falta de visitas familiares. Su salud se deterioró, nuevamente comenzó a vomitar coágulos de sangre. Una situación muy preocupante, considerando que es un sobreviviente de cáncer de estómago. Estados Unidos se erige como paladín de los derechos humanos, pero en el caso de Alex los está violando todos.

—El de Alex Saab es un caso político, que el gobierno bolivariano está tratando como tal, pidiendo a Estados Unidos su liberación en esta clave. Sin embargo, como representante del Movimiento Internacional, usted también pidió una solución humanitaria. ¿Por qué?

—Venezuela ha pedido la liberación de su enviado especial en todas las instancias internacionales, y ha denunciado el alarmante cuadro sanitario que ha vuelto a manifestarse. Lo hizo a través de la voz del Canciller, Yvan Gil, quien estuvo presente en este Foro. Alex es un preso político, víctima de una persecución dirigida a todo el pueblo venezolano. Ante la persistencia y negación de la ley, y ante la recurrencia de estos síntomas, pedimos una solución humanitaria. Sabemos que Alex nunca tendrá un juicio justo, especialmente en Miami, que es territorio hostil para todos los bolivarianos. Además, Alex ha sido víctima de una poderosa campaña de satanización para influir en los jueces que, como sabemos, deciden en función de la orientación política. Nunca pensé que Alex pudiera permanecer tanto tiempo en prisión, pero ya han pasado tres años. Exigimos su liberación inmediata, también por razones humanitarias.

—El movimiento de liberación de Alex Saab está creciendo internacionalmente. ¿Qué llamamiento hace después de este foro?

—Este foro internacional fue muy importante porque destacó un análisis común y la unidad que existe a través de las fronteras. Un mensaje importante, ante el intento del imperialismo de romper el diálogo entre países, e imponer divisiones y guerras. Tenemos que ser capaces de estrechar la mano de todos en un círculo, de nuevo. Pido al mundo que estudie a fondo el caso de Alex Saab, porque sus implicaciones son generales. Las causas y consecuencias del lawfare son generales, es necesario desarrollar una estrategia común. Es necesario analizar a profundidad los métodos de agresión contra el pueblo venezolano, implementados por el imperialismo estadounidense a través de medidas coercitivas unilaterales ilegales, y las implicaciones que conllevan. El enviado especial, Alex Saab, no estaba cometiendo ningún delito, estaba tratando de cumplir una misión humanitaria para abastecer de alimentos, combustible y medicinas a más de 30 millones de habitantes durante una pandemia que estaba afectando al mundo y, aún más ferozmente, a pueblos como los venezolanos y cubanos, sujetos a «sanciones». Un mensaje profundamente diferente al que, en esos meses de pandemia, vimos emerger del imperialismo estadounidense, que fue capaz de apoderarse del oxígeno, las vacunas y las mascarillas que necesitaban Cuba y Venezuela. Recuerdo los artículos sobre la «guerra de las vacunas». El exembajador de Estados Unidos, William Brownfield, habló de una «tormenta perfecta» que llevaría al colapso de la economía venezolana y la caída del gobierno de Maduro. Y ahora, Donald Trump confiesa cuáles eran los verdaderos objetivos de su administración: imponerle sufrimiento al pueblo para robarle el petróleo a Venezuela. ¿Dónde está la humanidad? ¿Cuánto tiempo más tendremos que aguantar esta hipocresía?

Fuente:
Cuatro F

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