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06/06/22
Temas: ALBA-TCP
Regiones: Nicaragua
ALBA y Nicaragua, defendiendo la solidaridad en un mundo dividido
Por Stephen Sefton

La controversia ha perseguido a la Cumbre de las Américas organizada por el gobierno de Estados Unidos para este mes de junio. Cuba, Nicaragua y Venezuela ya habían abandonado la OEA, dañando seriamente la credibilidad de la Organización de Estados Americanos como foro hemisférico de confianza para los países de América del Norte, América Latina y el Caribe. Por mucho que varios países decidan finalmente no asistir al evento, el hecho de que Argentina, Bolivia, Guatemala, Honduras, México y los países del Caricom hayan puesto en duda de una u otra manera su propia participación sin duda ha asustado incluso a los siniestros e implacables ideólogos que dirigen la política exterior de Estados Unidos. Esa política sigue firmemente arraigada en la Doctrina Monroe, que otorga a Estados Unidos derechos prácticamente feudales sobre toda América Latina y el Caribe.

Si alguien tiene curiosidad por saber lo que Estados Unidos, Canadá y sus aliados de la Unión Europea quieren para la región, sólo tiene que mirar a Haití. Allí, el modelo occidental de democracia y libertad, de neoliberalismo de libre mercado, de elecciones dirigidas por las Naciones Unidas y la OEA, de intervenciones gerenciales de ONGs al por mayor, han tenido rienda suelta durante casi veinte años. Los terribles resultados son evidentes: empobrecimiento económico, inestabilidad política, desigualdad extrema, pésimos resultados en salud pública, inseguridad ciudadana crónica y resultados similares en prácticamente cualquier otro indicador social y económico relevante. Si tuvieran la oportunidad, esos niveles de inmisericordia y explotación son lo que Estados Unidos y sus aliados tienen en mente para aplicar a todo América Latina y el Caribe.

Sin embargo, el decidido y resistente impulso hacia la emancipación en la región continúa tan fuerte como siempre. Los líderes de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) celebraron una cumbre en La Habana a finales de mayo de este año. De los cuatro países más grandes del ALBA-TCP, Bolivia se ha recuperado del golpe de estado respaldado por EE.UU. en 2019 Nicaragua y Venezuela han superado los recientes intentos de golpe de estado organizados por EE.UU. Cuba ha sobrevivido a 60 años de bloqueo comercial y financiero por parte de Estados Unidos, mientras que Venezuela y, en menor medida para el momento, Nicaragua están sometidas a agresivass medidas económicas coercitivas ilegales. Aun así, a pesar de toda esa implacable agresión estadounidense y de sus aliados, esta cumbre en La Habana fue la 21ª de este tipo de los países del ALBA-TCP.

La cumbre emitió una Declaración en la que se reafirman los principios del ALBA-TCP de «solidaridad, justicia social, cooperación y complementariedad económica; con una verdadera integración regional liderada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)». La declaración también reafirmó el apoyo al multilateralismo y su oposición a los esfuerzos de dominación imperialista, denunciando el comportamiento discriminatorio del gobierno de Estados Unidos en relación a la Cumbre de las Américas de junio de este año y también su agresión económica contra Cuba, Nicaragua y Venezuela. Importantes naciones insulares del Caribe apoyaron la declaración, entre ellas Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas.

La supervivencia, la resiliencia y la resistencia de los países del ALBA-TCP se combinan ahora con otros factores que socavan la suposición feudal señorial de la clase dominante estadounidense de que el tiempo está de su lado y que si aplican la suficiente coerción, durante el tiempo suficiente, prevalecerán. Esa suposición ya no es válida, si es que alguna vez lo fue. Al igual que han fracasado en suprimir el impulso hacia la liberación y emancipación en América Latina y el Caribe, también han fracasado en otros lugares. La debacle en Afganistán, el fracaso en derrocar al gobierno de Siria, por no hablar de Irán, la práctica expulsión de África Occidental de las fuerzas francesas aliadas de Estados Unidos, la intervención de Rusia en Ucrania y el rechazo sin tonterías de China a la intromisión de Estados Unidos en Taiwán, todo ello significa una cosa: el tiempo se está agotando rápidamente para la élite gobernante de Estados Unidos y su red aliada de estados vasallos en toda América del Norte, Europa y el Pacífico.

Las irracionales sanciones comerciales y financieras de EE.UU. y Europa contra Rusia y Bielorrusia han agravado la crisis energética y alimentaria mundial que ya estaba en marcha como consecuencia de las medidas introducidas para hacer frente a Covid-19 durante dos años a partir de principios de 2020. Pero en lugar de tratar de desescalar esta crisis en desarrollo, frenar su propio declive relativo y acomodarse a las nuevas realidades globales, EE.UU. y sus aliados han aumentado las sanciones, en última instancia ineficaces, contra Rusia y están amenazando de manera sin sentido a China. El mundo mayoritario observa cómo Estados Unidos se tambalea sobre pies de barro hacia una derrota estratégica política, económica y, en última instancia, militar, verdaderamente amplia y profundamente ignominiosa. En ese contexto global, la cumbre del ALBA-TCP es un ejemplo más de la división global que Estados Unidos y sus aliados han provocado y que les está dejando cada vez más aislados.

Los patrones de votación en la Asamblea General de la ONU de este año han reflejado esta realidad, al tiempo que sugieren una gama multifacética y radicalmente matizada de decisiones políticas basadas en intereses, más que cualquier tipo de conjunto de lealtades claras como las de la Guerra Fría. Dicho esto, y en el contexto de las Américas, puede ser útil identificar lo que parecen ser dos claros polos ideológicos hacia los que los diferentes países y sus gobiernos en América del Norte, América Latina y el Caribe tienden actualmente a gravitar de una manera u otra. Estados Unidos y sus aliados se agrupan en torno a un polo imperialista, mientras que los países del ALBA-TCP abrazan el antiimperialismo. Puede ser útil resumir esa oposición de la siguiente manera.

Fuente:
Tortilla con sal

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