«Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que pueda celebrar la historia militar de las naciones. Lo que habéis hecho no es más que un preludio. Contad con la victoria que lleváis en las puntas de vuestras lanzas y de vuestras bayonetas», dijo Simón Bolívar a los lanceros de Páez, el 3 de abril de 1819, tras la batalla de las Queseras del Medio.
Apenas 45 días antes, El Libertador había pronunciado el histórico discurso del Congreso de Angostura (15 de febrero de 1819), y había salido decididamente al encuentro con Páez a fin de unificar las fuerzas revolucionarias que combatían contra el general Morillo y su poderoso ejército colonialista. La batalla, le dio al militar español una nueva y clara señal sobre lo que eran capaces de hacer los llaneros venezolanos a la hora del combate. Ya Morillo había verificado la combatividad de los cartageneros y los margariteños. Páez lo había sorprendido en más de una oportunidad dando muestras suficientes de coraje, astucia e inteligencia. Si en algún momento Morillo había subestimado a las tropas republicanas, luego de ver cómo su caballería, de más de mil jinetes experimentados, era aplastada por sólo 153 valientes, cambió contundentemente de opinión.
El “vuelvan caras”, o “vuelvan riendas”, o el simple “vuelvan carajo”, que ordenó Páez en el momento justo de la pelea, fue el grito de guerra que empujó a los centauros llaneros a apuntar sus lanzas contra la caballería realista. Más de cuatrocientos muertos dejaron los peninsulares en el campo de batalla. Sólo dos, el bando patriota.
El Comandante Chávez en varias oportunidades ha contado el siguiente episodio: “cuando el general Morillo regresó a España, el Rey le reclama cómo es posible que unos salvajes lo hayan derrotado a él, que había peleado contra Napoleón y derrotado sus tropas. Y Morillo le dice: Su Majestad, es que no son ningunos salvajes. Si usted me da un Páez y cien mil llaneros de Guárico, Apure y Barinas, le pongo a Europa completa a sus pies”.
Esos 153 lanceros son hoy el mismo pueblo venezolano que nuevamente enfrenta a los colonialistas-imperialistas del Siglo XXI.