Varios factores influyeron en la juventud estudiantil mexicana de aquella época. La Revolución Cubana sin duda, pero también el Mayo Francés, la guerra de Vietnam, los grupos guerrilleros que actuaban en diferentes países de América Latina e, insoslayablemente, la propia realidad social mexicana. Hablamos de finales de la década del 60, precisamente 1968.
Después de Lázaro Cárdenas, la Revolución Mexicana se había congelado. De aquel monumental alzamiento de masas de principios del siglo XX ya poco o nada quedaba en pie. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se había encargado de sepultar los principios fundamentales de la Revolución de 1910, y sólo conservaba de aquellas gloriosas jornadas un discurso nacionalista de forma pero no de contenido. La gran burguesía mexicana, muchas veces aliada al imperialismo yanqui, gobernaba a través de políticos profesionales, tan corruptos como vendepatrias. El pueblo en su conjunto padecía miseria y explotación, y veía cómo el Estado, controlado por una oligarquía venal, usufructuaba de la riqueza de todos los mexicanos.
En ese marco, los estudiantes iniciaron una larga lucha reivindicativa que, con el correr de los acontecimientos, se fue transformando en lucha política. El presidente Gustavo Díaz Ordáz (PRI) no dudó en apelar a la represión. Con más ingenuidad que otra cosa, los estudiantes se movilizaron conscientes que a partir del 12 de octubre se iban a celebrar los XIX Juegos Olímpicos y que ese hecho implicaba la presencia de miles de periodistas de todo el mundo.
El 2 de octubre se realizó una multitudinaria movilización en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco) convocada por el Comité Nacional de Huelga. El ejército mexicano y el grupo ultraderechista y paramilitar Brigada Olimpia arremetieron contra la multitud. La orden del ejecutivo fue cortar a sangre y fuego las protestas estudiantiles ante que se inauguraran las olimpíadas. Cientos de estudiantes cayeron muertos o heridos por las balas. Las fuerzas represivas tiraron a mansalva. Hasta hoy, no se sabe a ciencia cierta cuántas fueron las víctimas. Detenciones, torturas y desaparecidos siguieron a la matanza.
El 12 de octubre, mientras se inauguraban los Juegos Olímpicos, estudiantes mexicanos hicieron volar un cometa cuya figura era una gran paloma negra de luto en repudio al criminal accionar del gobierno apenas 10 días atrás.