La libre navegación de los ríos era necesaria para las potencias colonialistas. Por allí penetraban las mercancías manufacturadas de los centros industriales de la Europa capitalista y por allí también se llevaban las materias primas necesarias para alimentar las miles de fábricas, principalmente de Inglaterra y Francia.
El dominio del Río de la Plata, en el sur del continente, era fundamental para estas dos naciones europeas, pero también para otras potencias que pretendían ampliar su comercio y buscaban mercados para sus productos. El capitalismo avanzaba a fuerza de invitar a los países periféricos a adoptar el libre comercio, aunque la mayoría de las veces era directamente a través de sus soldados o cañoneras.
La excusa para invadir fue un conflicto político en la República del Uruguay en el que la Confederación Argentina, al mando del Brigadier Juan Manuel de Rosas, se involucró apoyando decididamente a una de las fracciones en pugna. Este hecho, que se puede entender fácilmente entre pueblos hermanos solo divididos por un río, era absurdo para naciones ubicadas a más de 10 mil kilómetros de distancia de los países rioplatenses. Sin embargo, Francia e Inglaterra decidieron involucrarse en el conflicto y desafiar directamente a la Confederación Argentina. Es claro entender que ni a los ingleses ni a los franceses le interesaba nada el conflicto político en Uruguay, sino que esto le servía de excusa para liberar la navegación de los ríos –violando la soberanía tanto de Argentina como de Uruguay– y por allí vender sus mercancías como extraer materias primas.
Más de 20 barcos de guerra y 90 buques mercantes ingleses y franceses penetraron por el Río de la Plata para de allí remontar el Río Paraná con el objetivo de realizar operaciones comerciales en el interior de la Confederación. Las tropas argentinas enfrentaron a la flota anglo-francesa desde las riberas del Paraná en la Batalla de la Vuelta de Obligado. Fue el 20 de noviembre de 1845.
La superioridad tecnológica de los barcos de guerra colonialistas se impuso ante las escasas baterías patriotas. No obstante eso, el heroísmo desplegado por las tropas argentinas le asestó severos daños a la flota invasora. Los colonialistas logran remontar el río, pero su objetivo, a causa de las pérdidas sufridas, el acoso permanente de las tropas rioplatenses y el rechazo generalizado de la población, no alcanzó a verificarse.
Si militarmente se impusieron los colonialistas, políticamente sufrieron una derrota categórica. El General San Martín, desde Europa, dijo de esas gloriosas jornadas: “Ya sabía la acción de Obligado; ¡qué inequidad! De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca”.
En Argentina, cada 20 de noviembre, en recuerdo de la Batalla de la Vuelta de Obligado se ha decretado el Día de la Soberanía. Esta conmemoración fue propuesta, junto con la repatriación de los restos del Brigadier Juan Manuel de Rosas, por el historiador José María Rosa en 1974 y aprobada por el Congreso de la Nación el mismo año.
Homenaje
LA VUELTA DE OBLIGADO
Intérprete: Alfredo Zitarrosa