¿Contra quién no se levantó en armas El Mocho Hernández? ¿Es que no hubo ningún político decente para apoyar durante su casi medio siglo de actuación pública? La respuesta, lamentablemente, es que no hubo ningún político digno de ser seguido o apoyado durante ese período de gobiernos entreguistas y antipopulares.
Con la excepción de Cipriano Castro, en el momento en que enfrentó con coraje y patriotismo a las cañoneras imperialistas, y seguramente cuando se enfrentó contra Matos y los banqueros vendepatrias, ningún otro político se destacó por su decencia, nacionalismo o sensibilidad social.
Y fue precisamente Castro, quien liberó al Mocho de su prisión en el Castillo de San Carlos de la Barra para sumarlo a la lucha contra el bloqueo naval contra Venezuela. Así fue cómo Castro apareció en el balcón de la Casa Amarilla abrazado con El Mocho, ordenando soltar a todos los presos del país y además instalar en cada plaza de Venezuela mesas para inscribir a quienes estuvieran dispuestos a enrolarse como soldados para defender a la patria frente a los invasores.
Pero, más allá de ese momento estelar en la vida de ambos líderes populares, ¿quién fue Mocho Hernández, ese hombre que sufriendo tantos reveses nunca renunció a sus principios nacionalistas y populares?
José Manuel “Mocho” Hernández nació en Caracas en 1853, siendo sus padres trabajadores canarios. Apenas con 17 años, combatiendo contra el régimen oprobioso de Antonio Guzmán Blanco, fue herido de bala y machete en la batalla de Los Lirios. De ahí le quedó para siempre el apodo de El Mocho, tres dedos había dejado en el combate.
Tras vivir un exilio en Cuba, regresó al país y en 1887 se instaló en el Territorio Federal Yuruary. En algunos momentos se lo ubica aliado con los gobernantes y en otros enfrentándolos. Durante la Revolución Legalista se unió al poderoso caudillo Joaquín Crespo, y con sus tropas tomó Ciudad Bolívar, anulando el plan del acueducto que manejaba un norteamericano de nombre George Underhill. Esta acción, por la cual luego tuvo que presentarse ante tribunales estadounidenses, incrementó su fama de patriota y hombre honrado.
En 1897 el Partido Liberal Nacionalista lo propuso como candidato a Presidente. Tras realizar una inmensa campaña electoral, las elecciones terminaron en un alevoso fraude propiciado por Joaquín Crespo, para imponer a su candidato Ignacio Andrade. El Mocho, que tenía una inmensa popularidad y que seguramente en una elección limpia hubiera superado a todos sus contrincantes, se levantó en armas el 2 de marzo de 1998.
Con Crespo a la cabeza, se movilizaron las tropas para derrotar al Mocho Hernández, pero en la Batalla de la Mata Carmelera el general Joaquín Crespo fue muerto de un certero balazo al corazón. De todas maneras, los alzados fueron derrotados y El Mocho fue encarcelado.
Luego, Hernández fue liberado con la Revolución Liberal Restauradora liderada por Cipriano Castro, quien lo nombra Ministro de Fomento, pero por desavenencias nuevamente se levantó en armas, esta vez contra Castro. Con el bloqueo naval sería liberado, pero al poco tiempo rompió nuevamente con Castro.
Años después se enfrentaría a Gómez y se exiliaría otra vez en Cuba, Puerto Rico y en Estados Unidos, donde falleció el 25 de agosto de 1921.
El Mocho Hernández fue un rebelde auténtico, generó inmensas expectativas en los sectores más humildes y olvidados de la sociedad, su popularidad fue enorme. Los montoneros que se enfrentaron a la dictadura del tirano Gómez siempre lo vieron con respeto y simpatía.
El Mocho Hernández, luchador, rebelde y líder popular, merece un espacio entre los grandes que lucharon por una Venezuela libre y justa.