Cuando los franceses invadieron España, Xavier no dudó un instante y se incorporó a las fuerzas guerrilleras para combatir contra las tropas napoleónicas. Dejando sus estudios de abogacía se sumó decididamente al pueblo en armas para luchar por la libertad y la justicia.
Había nacido en Navarra y cerca de Pamplona se hizo fuerte con casi 400 guerrilleros. “El estudiante”, como lo apodaban, supo derrotar en muchas oportunidades a los franceses. No obstante cayó prisionero.
Tras la derrota de Napoleón volvió a Navarra y allí, al poco tiempo, sintió la traición de la monarquía española: Fernando VII retomó el más retrógrado absolutismo, borró descaradamente la Constitución de Cádiz y mandó encarcelar o asesinar a todo aquel que sostenía ideas liberales. Xavier, en consecuencia, tuvo que huir ante la persecución del criminal monarca.
En Londres conoció al revolucionario mexicano Fray Servando Teresa de Miers, quien lo entusiasmó para sumarse a las fuerzas campesinas e indígenas de México que combatían por la independencia al mando del cura Morelos.
Desde allí preparó un contingente de hombre de ideología liberal –una verdadera fuerza internacionalista– dispuesta a seguir la lucha trunca en España desde el continente americano.
El guerrillero español pasó primero por Estados Unidos y de allí se trasladó a Haití, donde Alexandre Petión le brindó un invalorable apoyo. Mina conoció en la isla a Bolívar, con quien mantuvo varias conversaciones y se identificó, como era lógico suponer, con la causa independentista del venezolano.
Lamentablemente, la fuerza liderada por Mina llegó tarde a México. Morelos ya había sido fusilado en 1815 y el Congreso de Apatzingán disuelto. En Tamaulipas desembarcó avanzando hacia el interior del país. Tras algunos combates fue hecho prisionero y fusilado como traidor a España el 11 de noviembre de 1817. El heroico guerrillero apenas tenía 28 años.
En su proclama a los mexicanos se lee: Mexicanos: “…contadme entre vuestros compatriotas. ¡Ojalá acierte yo a merecer este título… Entonces, en recompensa, decid a vuestros hijos: ‘Esta tierra fue dos veces inundada en sangre por españoles serviles, vasallos abyectos de un rey; pero hubo también españoles liberales y patriotas que sacrificaron su reposo y su vida por nuestro bien’.»