María Barzola era una palliri. Las palliris son mujeres que trabajan en el exterior de las minas. Es una vieja tradición de los mineros bolivianos que las mujeres no puedan internarse en los socavones, por lo tanto, a ellas, las palliris, les asignan la no menos dura tarea de recolectar el mineral que aún queda en los desechos que salen del interior a la superficie. María trabajaba en el complejo minero Cataví, en Potosí, que para ese entonces era propiedad del multimillonario Simón Patiño, el más importante de los llamados “Barones del Estaño”.
En diciembre de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, el gobierno del general Enrique Peñaranda –sostenido por Patiño y los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra–, asumieron el servil compromiso de suministrar estaño barato a las fuerzas aliadas. Este sustancial apoyo sólo se pudo realizar a costilla del sufrimiento de los trabajadores mineros, mal pagados y en condiciones laborales deplorables. Como indicador vale señalar que el promedio de vida de un trabajador de los socavones no pasaba los 40 años.
En septiembre de ese año comenzó el conflicto minero. El único sindicato que conservaba la legalidad, el de Oficios Varios de Catavi, elevó un petitorio que se resumía en los siguientes dos puntos: 1) aumento de remuneraciones y 2) mantenimiento de los precios en las pulpería (cuyos dueños eran los mismos propietarios de la mina).
La petición argumentaba que la situación de los mineros era miserable mientras que la empresa obtenía ganancias extraordinarias a causa de la elevación de la cotización del estaño en el mercado mundial; cosa que era totalmente cierta. Simón Patiño rechazó el pedido y simultáneamente solicitó al gobierno títere actuar duramente contra los atrevidos huelguistas.
El 21 de diciembre se produjo una movilización de mineros contra la gerencia de la empresa. Ocho mil trabajadores, con las palliris y niños a la cabeza, avanzaron para reclamar a la patronal.
María iba al frente de la multitud levantando y haciendo bailar la bandera de Bolivia. Las primeras descargas de las ametralladoras montadas por el ejército se estrellaron contra el cuerpo de la anciana palliri. La masacre terminó con decenas de trabajadores muertos, incluyendo niños y mujeres.
Hoy, ese campo regado de sangre de mártires de trabajadores y trabajadoras se llama el “Campo de María Barzola” y el 21 de diciembre se conmemora en Bolivia el Día del Minero.
Honor a María Barzola y a todos los trabajadores y trabajadoras mineros bolivianos.
NOTA:
MINERO SOY Por Savia Andina