Cuando en mayo de 1830 Bolívar dejó Bogotá, Manuela sabía que él se iba para siempre, que nunca más lo volvería a ver. Nadie mejor que ella conocía el laberinto en que se encontraba el Libertador, el drama que vivía aquel hombre ante el derrumbe de su obra unionista y emancipadora.
Manuela pertenecía a una familia de la aristocracia quiteña, había nacido en 1797 y se había educado en conventos de monjas. Pese a que sus familiares la formaron dentro de los cánones propios de la época y de su condición social, ella supo dedicarse a la lectura y al estudio con singular esmero. Asimismo, por gusto propio, había aprendido en la hacienda de su madre, a cabalgar y manejar las armas, siempre en compañía de sus dos entrañables asistentes, las mulatas Jonathás y Nathán.
Manuela no sería quien llegó a ser solamente por haber sido la compañera de Bolívar. Ella fue, antes que nada, una cabal patriota y revolucionaria. Republicana e independentista, militó en las filas insurgentes desde diferentes trincheras: conspirando, como espía, reclutando para la causa, agitando, participando activamente en las batallas y predicando la doctrina libertadora.
San Martín la condecoró con el título de Caballeresa de la Orden El Sol del Perú, y con Bolívar y Sucre llegó al grado de Coronela tras la Batalla de Ayacucho.
Por sus propios méritos, como combatiente y pensadora, Manuela identificó inmediatamente a quiénes serían los principales traidores de la causa revolucionaria. Santander y Páez fueron señalados por ella como las cabezas de la derrota del proyecto bolivariano. Y así fue, lamentablemente.
Perseguida por revolucionaria terminó sus días en la localidad portuaria de Paita, en Perú, el 23 de noviembre de 1856, durante una epidemia de difteria. Fue enterrada en fosa común y su casa y pertenencias quemadas. Parte del archivo de Bolívar y valiosísimas cartas y documentos fueron consumidos por el fuego.
Manuela, fue la “Libertadora del Libertador”, pero más que eso fue una verdadera revolucionaria, un estandarte que sigue señalando el rumbo a todos los hombres y mujeres de la Patria Latinoamericana Caribeña.